El filósofo Averroes desempeñó el papel de médico además de sus contribuciones filosóficas. En su obra «Libro de las generalidades de la medicina», Averroes exploró temas que abarcan la anatomía, fisiología, patología, síntomas, terapéutica, higiene y tratamiento de las dolencias. El segmento más extenso se dedica a los medicamentos y la alimentación, abarcando desde la farmacología hasta la dietética. El «Kulliyyat» o «Libro de las generalidades de la medicina» tiene sus raíces en la ciencia griega, pero Averroes incorpora los avances de destacados médicos árabes en esta obra. Traducido al latín en el siglo XIII con el título de «Colliget», este libro ejerció una notable influencia en la época medieval y el Renacimiento.

Averroes destaca como una figura de gran relevancia tanto en el ámbito científico como humanístico. Sirvió en diversas ocasiones a sus califas, conquistando la admiración de las mentes más destacadas de su tiempo. Antes de la victoriosa batalla de Alarcos, Averroes fue nombrado cadí de los cadíes de Córdoba, un reconocimiento a su prestigio construido a través de dedicación y esfuerzo. Averroes se erige como una de las mentes más destacadas de la Edad Media, destacando en disciplinas como jurisprudencia, medicina, teología, astronomía y filosofía. Sus comentarios sobre Aristóteles fueron fundamentales para el entendimiento europeo del pensamiento del estagirita, el cual se había perdido y distorsionado durante los oscuros y extensos años de invasiones bárbaras.

La actividad intelectual de Averroes es verdaderamente pasmosa. El “cadí de Córdoba” tuvo tiempo para escribir un centenar de libros y folletos, entre los que hay tratados de medicina, jurisprudencia y astronomía. Sin embargo, lo más importante de la obra de Averroes son sus comentarios sobre Aristóteles, a quien llama “el más sabio de los griegos; el que Dios ha predestinado a la perfección; el que Dios ha elevado al más alto grado de excelencia humana”. Averroes dice que la doctrina de Aristóteles es la verdad soberana, y su inteligencia el límite de la inteligencia humana, etc.

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Averroes

(Córdoba, al-Ándalus [actual España], 14-IV-1126 – Marrakech, Marruecos, 10-XII-1198). Latinización del árabe Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd (أبو الوليد محمد بن أحمد بن محمد بن رشد). Filósofo hispanomusulmán. Se le considera uno de los más eminentes pensadores de la filosofía árabe de tradición aristotélica.

Averroes
El filósofo Averroes desempeñó el papel de médico además de sus contribuciones filosóficas. En su obra «Libro de las generalidades de la medicina», Averroes exploró temas que abarcan la anatomía, fisiología, patología, síntomas, terapéutica, higiene y tratamiento de las dolencias. El segmento más extenso se dedica a los medicamentos y la alimentación, abarcando desde la farmacología hasta la dietética. El «Kulliyyat» o «Libro de las generalidades de la medicina» tiene sus raíces en la ciencia griega, pero Averroes incorpora los avances de destacados médicos árabes en esta obra. Traducido al latín en el siglo XIII con el título de «Colliget», este libro ejerció una notable influencia en la época medieval y el Renacimiento.
Nacimiento	14 de abril de 1126 Córdoba al-Ándalus (actual España)
Fallecimiento	10 de diciembre de 1198 Marrakech Marruecos
Ocupación	Filósofo

Introducción

Discípulo de Ibn Tufail, vivió en Sevilla y en Córdoba, donde ejerció de juez. Acusado de herejía, fue deportado a Lucena, y posteriormente a Marruecos, donde falleció. Fue también médico y científico (físico, médico, astrónomo).

Entre sus numerosas obras deben mencionarse sus paráfrasis y comentarios a Aristóteles y Platón (toda la obra importante de Aristóteles, excepto la Política, y La República de Platón), que ejercieron una poderosa influencia sobre los escolásticos; escribió tratados de lógica, física, medicina y astronomía, una refutación de al-Ghazali (Algazel) titulada La incoherencia de la incoherencia (Tahafut at-tahatut), Fundamento de la concordia entre la revelación y la ciencia o Doctrina decisiva (Fasl al Magal), y el Libro de la exposición de los caminos que conducen a la demostración de los artículos de fe (Kasf o an-Manahij).

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La ciencia árabe. Avicena, Algazel y Averroes

Ilustración de una versión árabe de la obra *De materia médica*, del médico griego del siglo I Pedanio Dioscórides, en que aparece el sultán Ahmet III entrega unas plantas medicinales a uno de sus discipulos.

Un azud o noria de tradición árabe en la provincia de Córdoba. Los árabes fueron expertos en crear ingenios hidráulicos, aunque también supieron sacar provecho de los conocimientos de los pueblos sometidos por ellos.

Mientras en Occidente el papa y el emperador se esforzaban en dar forma a la organización social de los nuevos pueblos cristianos, en el Oriente islámico la gran oleada del pensamiento alcanzaba cotas de extraordinario desarrollo intelectual. Hemos dicho el Oriente islámico y la frase no es exacta: en todo caso, Oriente llegaba entonces hasta el Atlántico. Recordemos que el Islam, con su califa en Damasco o en Bagdad, se extendía desde los Pirineos hasta el Himalaya, y las provincias más ricas del Imperio romano, África, Egipto, Sicilia y Siria, eran musulmanas. Más allá de Mesopotamia, Persia había tenido que aceptar el Corán, y las tierras casi vírgenes de Bujara, Samarcanda, Meru y Balkh participaban también de la vida del Islam.

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Averroes

(Córdoba, 1126 — Marrakech, Marruecos, 11-XII-l198). Nombre latino de ‘Abú-l-Walid ibn Rusd, al Hafid (el Nieto), llamado así para distinguirlo de su abuelo de igual nombre.

Vida

Averroes perteneció a una de las familias más importantes de al-Ándalus. Estudió teología, jurisprudencia, medicina, matemáticas y filosofía, y ocupó responsabilidades judiciales en Sevilla (1169) y Córdoba (1171). Nombrado médico del califa Yusuf (1182), fue desterrado de la corte de al-Mansur a Lucena (provincia de Córdoba) en 1195, sin que se sepan con exactitud los motivos de este suceso, aunque probablemente fuera acusado de herejía. Sus libros fueron quemados y como resultado de ello gran parte de su obra no se ha conservado en el original árabe sino en la versión latina. Desde Lucena pasó a Almería, Fez y finalmente a la ciudad magrebí de Marrakech (1198), donde murió al poco tiempo de llegar.

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