La amenaza de fusión del núcleo en varios reactores de la central de Fukushima I ha desatado la alarma sobre los riesgos que supone la energía nuclear y ha reabierto el debate internacional sobre esta forma de producir energía.
La situación de Fukushima I aún es incierta, y todavía se desconocen las consecuencias reales que producirá. No obstante, el debate ya se ha instaurado en todo el mundo: ¿es la energía nuclear una buena alternativa a la dependencia de las energías fósiles? ¿Debemos descartarla dados sus riesgos? ¿Qué otras alternativas energéticas se nos presentan? A raíz de estos sucesos, estos últimos días numerosos gobiernos han detenido sus proyectos para expandir la energía nuclear y han ordenado la revisión de las medidas de seguridad de las plantas nucleares ya existentes.
No es la primera vez que se debate sobre esta forma de producir energía y su seguridad; es un tema que ha provocado siempre controversia. Sus detractores, entre los que se encuentra Conrado García del Vado, miembro de la organización ambientalista Greenpeace en España, defiende que «las centrales nucleares son una fuente de energía sucia y peligrosa y siempre serán vulnerables a la combinación potencialmente mortal de un error humano, fallos de diseño y desastres». En cambio, para Ian Hoie-Lacy, jefe de comunicación de la organización promotora de la energía atómica World Nuclear Association, se trata de “la forma de energía más económica y ambientalmente más segura».
La energía nuclear tuvo su momento de máxima expansión hace 40 años. Actualmente estaba viviendo un nuevo renacimiento después de la cautela y repliegue que se produjeron después de desastres como el de Chernobyl (Ucrania) de hace 25 años o el de Three Mile Island (EE.UU.) del año 1979.
Hoy en día, España cuenta con seis centrales nucleares en explotación, con ocho reactores operativos —dos del tipo de agua en ebullición (BWR) y los otros seis, de agua ligera a presión (PWR)— que generan en torno al 18% del total de la electricidad que se produce en nuestro país. Las instalaciones nucleares españolas incluyen además una central que ha sido declarada en cese definitivo de explotación, la de José Cabrera de Cofrentes (Valencia); un reactor, el de Vandellós I, en periodo de latencia; la fábrica de combustible nuclear de Juzbado (Salamanca); el centro de almacenamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad de El Cabril (Córdoba); varias instalaciones en desmantelamiento, como son las del Centro de Investigaciones Energéticas y Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), en Madrid, así como diversas plantas de concentrados de uranio (fábrica de concentrados de uranio de Andújar, Planta Lobo-G, Planta Elefante y Planta Quercus). >> Seguir leyendo sobre la energía nuclear en España en La Gran Enciclopedia de España.