Francesc Cambó i Batlle (Vergés, Gerona, 1876-Buenos Aires, 1947) fue una importante figura de la política española de las primeras décadas del siglo XX. La rica personalidad hombre contemporáneo en manera alguna no se agota con sus facetas de político y empresario, su dimensión de escritor, mecenas cultural e infatigable coleccionista de obras de arte.
Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras, fue líder del nacionalismo burgués catalán y desarrolló su carrera política en el seno de la Lliga Regionalista. En varias ocasiones fue diputado en las Cortes y participó en sendos gobiernos de Antonio Maura, como ministro de Fomento primero (1918), y de Hacienda después (1921-1922). Las disensiones internas en la Lliga Regionalista y las circunstancias políticas nacionales determinaron que Cambó pasara unos años apartado de la política activa, a la que volvería en 1931 como líder de la Lliga Catalana. Cuando comenzó la Guerra Civil en el verano de 1936, Cambó se encontraba fuera de España, y ya no regresó al país. Durante el tiempo que duró la guerra estableció su residencia en Suiza y, cuando en 1940 los ejércitos alemanes ocuparon Francia, Holanda y Bélgica, marchó a América; tras una breve estancia en Nueva York, en 1941 se trasladó a Buenos Aires, donde moriría en abril de 1947.
Durante la década de 1920, mientras permaneció apartado del escenario político, Cambó se dedicó más intensamente a actividades empresariales y culturales; promovió la creación de varias instituciones que, en el marco del sentimiento catalanista, estaban orientadas a la difusión de los estudios sobre la cultura y la lengua catalanas y al enriquecimiento de las mismas: la Fundación Bernat Metge -dedicada a la traducción al catalán de los clásicos griegos y latinos-, la Fundación Bíblica Catalana -que publicó la primera edición completa de la Biblia en catalán-, la Fundación Hebraico-Catalana -cuya labor era la traducción de obras hebreas-, o la Editorial Alpha, destinada a la difusión de los estudios catalanistas.
Por otra parte, Francisco Cambó fue un notable coleccionista de arte, excepcional en el ámbito español. Formó su colección de pintura fundamentalmente entre 1920 y 1936, con la intención manifiesta de que sus obras fueran a enriquecer el patrimonio artístico español. en 1941 donó al Estado español la mayor parte de su pinacoteca (62 obras), reunida entre 1927 y 1936, con el objeto de completar las colecciones del Museo Nacional del Prado (Madrid) y de las instituciones barcelonesas (nueve y cincuenta piezas, respectivamente), con especial atención a los pintores italianos del Trecento y Quattrocento.