En 1662, el 19 de junio, nació en Clermont-Ferrand un verdadero genio polifacético: Blaise Pascal. Este destacado matemático, físico, filósofo, escritor, teólogo y místico dejó una huella imborrable en la historia del conocimiento humano. Además de sus contribuciones en campos como las matemáticas y la física, Pascal también incursionó en la filosofía, la teología y la literatura, dejando un legado de ideas y descubrimientos que han perdurado a lo largo del tiempo.
Entre sus numerosos logros, se destaca la creación de una de las primeras calculadoras mecánicas, conocida como la «Pascalina», que revolucionó el mundo de la computación y allanó el camino para los avances tecnológicos posteriores. También descubrió la ley de los vasos comunicantes, un principio fundamental en la física de los fluidos que todavía se estudia en la actualidad. Además, formuló el famoso teorema de Pascal, que tiene aplicaciones en geometría y probabilidad.
Sin embargo, la vida de Pascal estuvo marcada por la fragilidad de su salud. A pesar de ello, logró llevar a cabo una intensa labor intelectual hasta su prematuro fallecimiento a los 39 años. Antes de morir, vendió todas sus pertenencias y las donó a obras de caridad, mostrando así su espíritu generoso y desprendido.
Entre sus trabajos más destacados se encuentra «Apologética», una obra monumental que lamentablemente no pudo completar. Lo que nos ha llegado de ella son alrededor de mil papeles, agrupados en 60 fajos, conocidos parcialmente como los «Pensamientos de Blaise Pascal». Estas reflexiones, sentencias y notas revelan la profunda mente de este pensador y nos invitan a adentrarnos en su rica filosofía.
A continuación, queremos rendir homenaje a Pascal reproduciendo diez de sus frases, sentencias y notas menos conocidas pero igualmente impactantes. Estas citas reflejan la agudeza de su pensamiento y nos invitan a reflexionar sobre diversos aspectos de la existencia humana y la búsqueda de la verdad.
- «El silencio eterno de estos espacios infinitos me aterra».
- «El corazón tiene razones que la razón no conoce».
- «El hombre es un cañaveral, el más débil de la naturaleza, pero es un cañaveral pensante».
- «No hay nada tan intolerable para el hombre como estar en reposo, sin pasión, sin negocio, sin distracción, sin nada. Solo en su propia sala».
- «La felicidad es algo que se multiplica al dividirla con otros».
- «La verdadera moral se basa en el amor, el respeto y la compasión hacia nuestros semejantes».
- «El orgullo divide a los hombres, la humildad los une».
- «El conocimiento sin la voluntad de actuar es simplemente información inútil».
- «No deseamos la verdad porque la encontramos, sino porque la buscamos».
- «El universo es un libro escrito en el lenguaje de las matemáticas».
Estas frases nos permiten acercarnos a la mente brillante de Blaise Pascal y captar su profunda comprensión de la condición humana y su inagotable curiosidad intelectual. A pesar de su corta vida, su legado continúa inspirando a generaciones de pensadores y su influencia se extiende más allá de las fronteras de la ciencia y la filosofía. En este 400 aniversario de su nacimiento, recordamos a Pascal como uno de los grandes exponentes del pensamiento humano y un visionario que trascendió su tiempo.
Blaise Pascal
(Clermont-Ferrand, Auvernia, Francia, 19-VI-1623 — París, Francia, 19-VIII-1662). Matemático, físico, filósofo y escritor francés.
Biografía
Su familia, perteneciente a la alta burguesía y de profundas convicciones católicas, se trasladó en 1631 a París, donde Blaise Pascal mostró desde su juventud una extraordinaria aptitud para las matemáticas.
| Blaise Pascal | |
|---|---|
| Blaise Pascal fue un matemático, físico, filósofo, teólogo católico y apologista francés. | |
| Nacimiento | 19 de junio de 1623 Clermont-Ferrand  Francia |
| Fallecimiento | 19 de agosto de 1662 París Francia |
| Residencia | Francia |
| Campo(s) | Matemáticas, física, filosofía. |
| Conocido por | Principio de Pascal Triángulo de Pascal Teorema de Pascal Apuesta de Pascal |
Educado desde la infancia en un ambiente intelectual intenso —el padre se consagró casi por entero a su formación, aunque dejándole amplio margen a su propia iniciativa—, ya con sólo once años de edad participaba en las reuniones científicas de Marin Mersenne, origen de la futura Academia de las Ciencias.
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