La triunfante supervivencia literaria de Clarín, más allá de un culto local ovetense, ha sido casi un milagro. Lo aborrecieron muchos de sus contemporáneos, que le temían, y siempre tuvo en contra a los tradicionalistas y ultramontanos.
La vida de Clarín fue una opaca rutina confortable que aliviaba un alma tan dolorida. Era suspicaz, pero también vulnerable (adoraba a sus amigos) y, en cualquier caso, como señalan sus biógrafos, su vida estuvo marcada como consecuencia de una humillante y dolorosa tuberculosis intestinal que amargó su vida con estreñimientos y dolores crónicos, amén de fatigas pertinaces. Yvan Lissorgues sabe muy bien lo que dice cuando plantea que una vida, más que una hilera de acontecimientos, «es conciencia, grado de conciencia». Y eso, una enorme y generosa conciencia, fue el escritor más complejo y más culto del siglo XIX español. Conviene recordar que el interés intelectual, crítico, de origen krausista, da un sentido especial a sus obras; a ello se suman otros elementos de la filosofía de la época, en especial de la corriente positivista, del realismo y del naturalismo. Si el krausismo marcó el horizonte ético e intelectual del escritor, la corriente positivista del realismo y el naturalismo le proporcionó una manera de poner entre paréntesis ciertas parcelas del mundo y de examinar, valiéndose del microscopio naturalista, al ser humano de su tiempo.
El centro de su pensamiento filosófico y religioso se articula entre el reconocimiento del poder de la razón y la permanente intuición del misterio. El «realismo humano» de Clarín adopta las enseñanzas de movimientos y personajes tan dispares como el naturalismo de Victor Hugo, el psicologismo de Bourget o el racionalismo espiritual de Renan. Clarín fue el heredero de Mariano José de Larra, en cuanto que buscaba, como el escritor romántico, un sentido racional a la vida. Ambos preceden a los modernistas en la preocupación por las formas y en el culto de la belleza. Si bien es indiscutible que la gran obra que deja Clarín es su novela La Regenta, sus relatos breves y su teatro son parte insoslayable de su producción y destacan por la ironía y la ternura inteligente. En cuanto a su vocación teatral, en 1885 estrenó Teresa, obra considerada actualmente como uno de los intentos más notables de renovación del teatro español del siglo XIX.
Leopoldo Alas, ‘Clarín’ | |
---|---|
Nombre completo | Leopoldo García-Alas y Ureña |
Nacimiento | 25 de abril de 1852 Zamora |
Defunción | 13 de junio de 1901 Oviedo |
Seudónimo | «Clarín» |
Ocupación | escritor, profesor, periodista |
Nacionalidad | española |
Período | Generación del 68 |
Lengua de producción literaria | Español |
Lengua materna | Español |
Género | Novela, ensayo, cuento |
Movimientos | realismo |
… su poder y centró sus esfuerzos literarios en la descripción de la interioridad humana. Para Clarín, no hay valor auténticamente humano que no sea valor de interioridad. De ahí sus implacables …
… las suyas constituyen su verdadera biografía intelectual y afectiva. También por eso no hay, para Clarín, valor auténticamente humano que no sea valor de interioridad. Durante toda su vida denunció la …
… su poder y centró sus esfuerzos literarios en la descripción de la interioridad humana. Para Clarín, no hay valor auténticamente humano que no sea valor de interioridad. De ahí sus implacables …
… su poder y centró sus esfuerzos literarios en la descripción de la interioridad humana. Para Clarín, no hay valor auténticamente humano que no sea valor de interioridad. De ahí sus implacables …