Francesco Petrarca fue una importante figura del s.XII que marcó un punto de inflexión en la historia del pensamiento y la literatura occidentales. Como poeta, impregnó toda la poesía renacentista con su particular sensibilidad lírica y como estudioso y erudito, puso las bases sobre las que se asentaría el naciente humanismo. Nació el 20 de julio de 1304 en Arezzo, Toscana. Estudió derecho en la Universidad de Colonia pero tras el fallecimiento de su padre, en 1326, regresó a Aviñón, ciudad en la que había vivido de niño y en la que tomó la decisión de dedicarse al estudio y la literatura. Según el autor, el 6 de abril de 1327 vio por primera vez a Laura, quien se convertiría en su amada imposible, en la encarnación poética del ideal de pureza y castidad amorosa y en la protagonista de su famoso conjunto Canzoniere (Cancionero), una de las piezas clave de su obra. No se conoce nada acerca de Laura e incluso muchos aventuran que fue una invención del propio autor, que utilizaba como recurso en sus cantos al amor, aun así, el autor siempre aseguró que su existencia era real.
Durante los años siguientes, Petrarca se dedicó fundamentalmente al estudio de los clásicos latinos; se cree que esta es la época en la que escribió parte de sus Epistolae metricae, 66 cartas latinas en verso, sin embargo, no se puede marcar una cronología exacta ya que el autor llevó a cabo continuas revisiones a sus obras. La lectura de las Confesiones de san Agustín en 1333 marcó una evolución en el pensamiento del autor y despertó su lado más espiritual, des del que apoyaba que la espiritualidad evangélica sólo podría lograrse mediante una búsqueda interior de Dios y no por medio de la perspectiva escolástica. Su fama por aquel entonces era tal que el 8 de abril de 1341 fue solemnemente coronado poeta en el Capitolio de Roma.
De regreso a Aviñón, Petrarca sufrió una profunda crisis espiritual que lo impulsó a profundizar en su interpretación del cristianismo, algunos ejemplos de esta época son Secretum meum (1342-1343) y De vita solitaria (1346). Otro punto clave para su vida y para su obra fue la muerte de Laura que, según el poeta, se produjo en 1348 a raíz de una epidemia de peste.
Este pérdida supuso la reestructuración del Canzoniere, que pasó a dividirse en Rime in vita di Laura y Rima in morte di Laura. De esta manera, el autor buscaba reflejar su propia evolución espiritual que, a su vez, se plasmaba en la progresiva espiritualización de la imagen de Laura. De esta misma época es, también, su obra Trionfi, un gran poema latino que fue concebido como una vasta alegoría del progreso del alma hacia la unión con Dios.
En 1353 Petrarca se instaló en Milán, donde publicó su primera edición de Rime y donde amplió su proyecto inicial de De viris illustribus. Debido a la expansión de la peste se vio obligado a moverse a Padua y a Venecia, aunque finalmente se establecería en Padua, donde falleció el 19 de julio de 1374, poco después de finalizar el último canto de los Triunfos: «Triunfo de la muerte”.
Francesco Petrarca
La figura de Petrarca constituyó un punto de inflexión decisivo en la historia de la literatura y el pensamiento occidentales. Como poeta, el Canzoniere y los Trionfi (Triunfos) inauguraron una nueva sensibilidad lírica que dominaría toda la poesía renacentista. Como estudioso y erudito, su redescubrimiento de los valores de la antigüedad grecorromana y su deseo de integrarlos en un cristianismo espiritualista e interiorizado lo llevó a rechazar el edificio especulativo de la escolástica medieval, y puso las bases sobre las que se asentaría el naciente humanismo.
Francesco Petrarca nació en Arezzo, Toscana, el 20 de julio de 1304. Su padre, un abogado que había sido expulsado de su Florencia natal por cuestiones políticas, se trasladó en 1312 a la corte papal de Aviñón, Provenza, y Petrarca recibió su formación en las cercanas ciudades francesas de Carpentras y Montpellier… >> Puedes seguir leyendo la biografía completa de Petrarca en la Gran Enciclopedia Iberoamericana