El 27 de febrero de 1863 nació en Valencia el pintor Joaquín Sorolla, máximo exponente de la llamada pintura luminista.
Con el nombre de luminismo valenciano se conoce a un grupo de pintores, originarios del Levante español, que tuvo como característica común la de tratar de captar y representar la espléndida luz del Mediterráneo. Entre ellos destacó Joaquin Sorolla (1863 1923), principal figura de esta corriente pictórica, junto a artistas como Ignacio Pinazo (1846 1916), José Navarro Llorens (1887 1923), Cecilio Pla (1860-1934), etc.
Así pues, la pintura de Sorolla está considerada como una interpretación muy personal del impresionismo, basada en el protagonismo de la luz y el movimiento de las figuras representadas, y se caracteriza por la reiteración de dos temas: los paisajes de playa y mar y las costumbres de las gentes del mar.
Joaquín Sorolla y Bastida
Hijo de familia humilde, quedó huérfano a los dos años de edad y pasó, junto a su hermana menor, bajo la tutela de sus tíos maternos. En 1975 ingresó en la Escuela Normal Superior de Valencia, cuyo director aconsejó a su tutor que matriculara al muchacho en las clases nocturnas que impartía el escultor Cayetano Capuz en la Escuela de Artesanos. Un año después completó su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde fue distinguido con sendos premios en las asignaturas de Dibujo del natural, Perspectiva y Colorido. Paralelamente a su formación académica obtuvo sus primeros éxitos: una Medalla de Cobre en la “Exposición Regional de Valencia” por una acuarela titulada El patio del Instituto y una Medalla de Plata en la exposición de la sociedad recreativa El Iris con el óleo Moro acechando la ocasión de su venganza. En su formación fue de vital importancia Ignacio Pinazo Camarlench, establecido en Valencia tras residir en Roma (Italia), pero también la pintura de Antonio Muñoz Degrain y Emilio Sala Francés, más interesada en el color que en la línea y fundamentada en la relación con el plein air impresionista.
En 1884 ganó el concurso convocado por la Diputación de Valencia para viajar a Roma. El tema obligado era El grito del Palleter, un cuadro de historia en la línea temática de los premios nacionales a los que había concurrido con El Dos de Mayo (Museo Víctor Balaguer, Vilanova i la Geltrú, Barcelona) de similares características, obteniendo una medalla de segunda clase. Después de una estancia de tres meses en la Academia Española de Roma bajo la tutela del pintor Francisco Pradilla Ortiz, marchó a París (Francia), donde su tendencia a la expresividad cromática encontró su justificación en pintores como… >> Seguir leyendo sobre Joaquín Sorolla en Gran Enciclopedia de España.