El 8 de septiembre de 1888 tuvo lugar la botadura, en Cádiz, del primer submarino de propulsión eléctrica del mundo, el de Isaac Peral.
Isaac Peral | |
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Isaac Peral y Caballero; dibujo de Gamonal. |
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teniente de navío | |
Años de servicio | 25 años |
Lealtad | España |
Servicio/rama | Armada |
Unidad | naval afroamericano |
Condecoraciones | Cruz al mérito naval con distintivo rojo (2) Cruz al mérito naval con distintivo blanco |
Participó en | Guerra de Cuba III guerra carlista |
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Nacimiento | 1 de junio de 1851 Cartagena región de Murcia España |
Fallecimiento | 22 de mayo de 1895 Berlín Imperio alemán |
(Cartagena, región de Murcia, España, 1-VI-1851 — Berlín, Imperio alemán, 22-V-1895). militar, marino, científico e inventor español.
Isaac Peral ingresó en la Marina a los 14 años. Navegó en 32 buques. De sus 25 años de servicio, 16 los pasó embarcado. Alcanzó el grado de teniente de navío. Pasó dificultades para mantener a su mujer y sus cinco hijos, sobre todo después de abandonar la carrera militar.
La idea del submarino surgió en 1885, cuando la Marina Imperial alemana amenazó con bloquear islas españolas en el Pacífico. Peral pensó que un submarino torpedero podría contrarrestar la superioridad naval en superficie de las grandes potencias.
Fue un hombre de ciencia. Realizó cartas hidrográficas. Publicó trabajos sobre álgebra, geometría y huracanes. Consiguió que el Gobierno aceptase su proyecto, que resultó muy polémico y tuvo apasionados defensores y detractores. Él mismo diseñó los planos, aunque no era ingeniero naval; y sería también el comandante del sumergible, que tenía una dotación de 12 hombres. La construcción se realizó en Cádiz, donde el buque era visto con cierta guasa y fue bautizado como ‘el cacharro’ o ‘el puro’. Costó 300.000 pesetas de la época.
El día de la botadura la expectación era enorme. Un ingeniero pidió al general Montojo que prohibiese el acto. «Vamos a hacer el ridículo. En cuanto este barco caiga al agua, empezará a dar vueltas como una pelota», profetizó. Peral pintó una línea con yeso en el casco y aseguró que el agua no la rebasaría. Y así fue. La maniobra fue un éxito y comenzaron las pruebas de mar. En los meses siguientes el submarino realizó una inmersión, siguió el rumbo fijado, lanzó torpedos… Pero el Gobierno canceló el proyecto. «No pasa de ser una curiosidad técnica sin mayor trascendencia», dictaminó el informe que lo sentenciaba.
«Si España hubiese tenido un solo submarino de los inventados por Peral, yo no hubiese podido sostener el bloqueo ni 24 horas». Así lo reconocía el almirante George Dewey, jefe de la Escuadra estadounidense que puso cerco a Santiago de Cuba y que aniquiló a la Armada española en la bahía de Manila (Filipinas) durante la guerra entre España y los Estados Unidos en 1898.
Isaac Peral inventó el submarino a propulsión eléctrica y torpedero en 1888, fue un impresionante hallazgo ninguneado en su propio país. Muere en 1895 en Berlín, ciudad a la que había viajado para operarse de un cáncer de piel. Tenía 43 años y había renunciado a su sueño de seguir construyendo submarinos. Desmoralizado y harto de zancadillas, pidió la baja en la Armada, y esta ni siquiera le concedió una pensión.