Maquiavelo: Visionario del poder en la Florencia Renacentista

Niccolò Machiavelli (conocido en español simplemente como Maquiavelo) nació en Florencia el 3 de mayo de 1469, el mismo año en que Lorenzo de Medici se convertía en señor de facto de la ciudad. Así, durante toda su infancia y juventud, tuvo la oportunidad de presenciar de primera mano el ejercicio del poder y sus consecuencias. Tenía nueve años cuando Giuliano, el hermano de Lorenzo, fue asesinado por la familia rival de los Pazzi, y durante los trece años siguientes observó cómo el señor de Florencia acumulaba poder y las diversas consecuencias, tanto buenas como malas, que ello conllevaba.

El término «maquiavélico» suele tener connotaciones negativas, pero en realidad, el hombre al que se refiere comprendió con gran lucidez los mecanismos del poder, influenciado por sus propias malas experiencias. Niccolò Machiavelli, a menudo acusado de cínico, fue un agudo observador de la naturaleza humana y honesto al escribir no sobre cómo debería ser el ejercicio del poder, sino sobre cómo era en realidad.

El joven Maquiavelo desarrolló una pasión especial por la historia antigua leyendo las obras de Cicerón, Tucídides, Tito Livio, Polibio y Plutarco, entre otros. Los dos primeros en particular debieron de dejar huella en su pensamiento, enseñándole que el ejercicio del poder a menudo se apartaba de razones morales como la lealtad o la ética.

‘El Príncipe’ de Nícolas Maquiavelo es la obra de la literatura italiana más difundida en el mundo, de la que más ediciones se han publicado, la que ha sido traducida a más lenguas. Publicada en latín clásico, ‘De Principatibus’, en español ‘El Príncipe’, publicada en 1513, era un tratado de teoría política que dedicó a Lorenzo II de Médici. Maquiavelo proponía en esta obra un método para conseguir y conservar el poder a través del pragmatismo, sin que el príncipe tuviese que estar sujeto a ninguna moral. Por eso fue prohibida por la Iglesia hasta muchos años después de su muerte.

La famosa frase “el fin justifica los medios” no es de Maquiavelo; en realidad, proviene de una anotación que hizo Napoleón en su ejemplar de El príncipe.

Maquiavelo no ignora las cuestiones éticas y se enfrenta al famoso dilema de si es mejor ser amado o temido. Su respuesta es que lo ideal sería ser ambas cosas, pero si hay que elegir, es preferible decantarse por ser temido. “es más seguro ser temido que amado, porque de la generalidad de los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pues ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se presenta se rebelan. Y el príncipe que ha descansado por entero en su palabra va a la ruina al no haber tomado otras providencias”. Maquiavelo recordaba con claridad sus años como canciller, reconociendo que sus mayores errores surgieron al confiar en la palabra dada.

Aunque César Borgia le había servido de inspiración para escribir su libro, Maquiavelo dedicó El príncipe a los Medici en un intento de ganarse las simpatías de los nuevamente señores de Florencia. La maniobra funcionó y atrajo el favor del cardenal Giulio de Medici, quien en 1523 fue elegido Papa con el nombre de Clemente VII. Este le encargó diversas misiones diplomáticas y la elaboración de dos obras sobre la historia de Florencia: El arte de la guerra, un tratado histórico-político en forma de diálogo que emula la obra de Platón, y Historias florentinas, una compilación de ocho libros centrados en la historia de la ciudad. Además, lo nombró superintendente de fortificaciones, lo que parecía indicar que sus desgracias habían acabado.

Sin embargo, su fortuna no duró. En 1527, los Medici fueron expulsados nuevamente de Florencia y el trabajo que Maquiavelo había hecho para ganarse su favor se volvió en su contra. Se propuso como candidato a las nuevas instituciones republicanas, pero fue rechazado, lo que le causó una profunda desilusión. Pocos días después enfermó repentinamente y murió el 21 de junio de 1527. Abandonado por todos, fue enterrado en el sepulcro familiar en la basílica de Santa Croce.

En 1786, el emperador Leopoldo II del Sacro Imperio, un exponente del absolutismo ilustrado, asumió el poder en el Gran Ducado de Toscana. Interesado en la historia de Florencia y sus grandes personajes, estudió a Maquiavelo y mandó construir un monumento en mármol sobre su tumba en Santa Croce. El monumento, que representa una alegoría de la Diplomacia protegiendo su sarcófago, lleva inscritas las palabras: “Ningún elogio será jamás digno de su nombre”. Después de siglos de ostracismo, la Ilustración trajo una revalorización de la figura de Maquiavelo. Aunque muchos lo vieron bajo una luz negativa, algunos comprendieron que, aunque sus planteamientos pudieran parecer cínicos, eran sinceros y coherentes con el mundo en el que vivió.

Nicolás Maquiavelo

Nicolás Maquiavelo, retratado por Santi di Tito, mostrando las insignias de funcionario público florentino.

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El príncipe

En italiano, y originalmente, Il principe. Ensayo del escritor y estadista italiano Nicolás Maquiavelo. Junto con los Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio (1513-1519) y el Dell’arte della guerra (1516-1520) constituye una de sus obras más importantes. El príncipe fue escrita entre julio y diciembre de 1513, aunque la dedicatoria a Lorenzo de Medici es posterior. La obra consta de veintiséis capítulos y suele considerarse dividida en cuatro partes fundamentales.

Inicio del libro El príncipe de una edición de todas las obras de Maquiavelo publicada en 1550.
Partes de El príncipe

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El absolutismo pontificio. Los Borgias. Savonarola. Maquiavelo

Sixto IV y su sobrino Pietro Riario con su bibliotecario. Sixto IV fue el primero de los papas en practicar el nepotismo, o ayuda desmesurada a sus familiares. En poco tiempo, Riario acumuló grandes honores y beneficios, cuyas rentas le permitieron vivir en un grandioso palacio, rodeado de extraordinario lujo.

Torre Arnolfo del Palacio de la Señoría, en Florencia. En esta ciudad, adonde había llegado desde el norte de Italia, Girolamo Savonarola mantuvo una actitud contraria a la política del papa Alejandro VI.
Introducción
Cronología del papado (desde Martín V hasta Clemente VII)

Predicción de Bernardino de Siena en la plaza, 1445, según un óleo sobre tabla del siglo XV. Los males de la Iglesia en los siglos XV y XVI produjeron casos de profetismo y misticismo. Las predicaciones de San Bernardino de Siena dieron origen a exaltaciones piadosas entre los oyentes, pero no sublevaron sus ánimos, como sucedió con las de Girolamo Savonarola.

Detalle inferior del clero ante el papa Sixto IV, según la pintura El Triunfo de Santo Tomás de Aquino, de Benozzo. Este Papa, de carácter despótico, acometió sin embargo obras públicas importantes, como la Vía Sixtina y el puente que lleva su nombre. Asimismo, continuó la ampliación de la Biblioteca del Vaticano.
Italia a principios del siglo XVI (1516)

Suplicio de Girolamo Savonarola y sus compañeros en la plaza de la Señoría de Florencia. La disputa entre Savonarola y Alejandro VI se agrió hasta el punto de que el Papa consiguió que Savonarola fuera juzgado y ejecutado.

Retrato de Girolamo Savonarola, 1498, según óleo de Fra Bartolomeo. En sus predicaciones Savonarola se presentaba como el enviado de Dios y arremetía contra todo aquello que había sido el ideal renacentista, lo que le llevó también a atacar a Alejandro VI.
La Roma renacentista

Alejandro VI, pintura sobre guadamecil. Era sobrino de Ca…

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