Montevideo, 14 de mayo de 2025 – Uruguay despide con profundo pesar a José “Pepe” Mujica, expresidente, referente de la izquierda latinoamericana y símbolo de la austeridad política, quien falleció este martes a los 89 años. La noticia conmocionó a un país que lo consideraba uno de sus líderes más queridos y auténticos.

Un adiós cargado de emoción
En la mañana del miércoles, una carroza tirada por seis caballos negros recorrió en silencio la Plaza de la Independencia, corazón político de Montevideo, llevando los restos de Mujica. Su esposa y compañera de vida, Lucía Topolansky -también exvicepresidenta-, junto al actual presidente Yamandú Orsi, cubrió el ataúd con la bandera uruguaya. Junto a ella, la bandera de Artigas, símbolo de la independencia y del Frente Amplio, la coalición de izquierda que acogió a Mujica tras su liberación de prisión en 1985.
El cortejo fúnebre, acompañado por la caballería y cientos de militantes del Movimiento de Participación Popular (MPP), avanzó por la avenida 18 de Julio entre aplausos, lágrimas y consignas como “Grande Pepe” y “Hasta siempre”. El pueblo uruguayo, sin distinción de banderas políticas, se unió en el luto y el reconocimiento.

Un legado de lucha y humildad
Mujica, quien fue guerrillero tupamaro, estuvo preso más de una década durante la dictadura militar. Tras recuperar la libertad, se convirtió en una figura central del Frente Amplio y fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Su estilo de vida austero, su discurso directo y su cercanía con la gente lo convirtieron en un referente mundial. Nunca abandonó su chacra en Rincón del Cerro, donde vivió y trabajó la tierra incluso durante su mandato.
El velatorio se realiza en el Parlamento, donde miles de uruguayos le rinden homenaje. Sus restos serán cremados y enterrados bajo un árbol centenario en su casa, junto a su recordada perra Manuela.
Luto nacional y reconocimiento internacional
El gobierno decretó tres días de duelo nacional. Se espera la llegada de mandatarios y figuras internacionales, entre ellos Luiz Inácio Lula da Silva, amigo personal de Mujica, quien lo visitó por última vez en diciembre pasado.
El pueblo uruguayo despide a “Pepe” con respeto y gratitud. Sus palabras, “No me voy, estoy llegando”, resuenan como un mensaje de esperanza y continuidad para las nuevas generaciones. Su legado de lucha, honestidad y compromiso social seguirá inspirando a Uruguay y al mundo.