Ayer un 7 de junio de 2018 se cerraba la última página de la historia de Banco Popular, absorbido de urgencia por el Banco Santander. La entidad, que entró en la élite de la gran banca española bajo el mandato de Luis Valls, se resistió a la política de fusiones y se hundió con la fiebre inmobiliaria.
Como no podía ser ya de otro modo, la entidad absorbida se integra en la marca Santander. El grupo alcanzará en España 17 millones de clientes. Tendrá una cuota de mercado en crédito del 20% y del 25% en pymes.
El Popular había nacido en 1926 como Banco Popular de los Previsores del Porvenir por iniciativa del ingeniero de minas Emilio González-Llana Fagoaga, miembro del Partido Conservador. En los cuarenta, tras la Guerra Civil, trató de adquirir la Banca Arnús para asentarse en Cataluña; pero le birló la compra el Central, que entonces presidía Ignacio Villalonga y que tuvo el mérito de situar el banco entre los grandes y dotarlo de un importante grupo industrial con presencia en los principales sectores.
Los hermanos Valls-Taberner Arnó, hijos del historiador Ferrán Valls Taberner, habían aterrizado en el Popular en plena postguerra de la mano de su primo Felix Millet Maristany, un empresario barcelonés dedicado a los seguros padre del imputado expresidente del Palau de Barcelona. Millet, un hombre de profundas convicciones religiosas, se había hecho con las riendas del Popular en 1944, y tuvo de mano derecha a Juan Manuel Fanjul Sedeño, lo que abrió las puertas del banco al Opus Dei.
Ángel Ron no supo enderezar la nave pese a las dos multimillonarias ampliaciones de capital y haber acordado con la familia mexicana Del Valle desarrollar BX+ en aquel país y adquirió el negocio de tarjetas de Citibank en España. Luego ya vino su sustitución por Emilio Saracho, cuyo mandato ha sido tan breve como confuso; el interés de compra por parte de varias entidades que sabían que el Popular no iba a resistir en solitario mientras el banco se hundía en Bolsa. Finalmente el desalance de urgencia impulsada desde Bruselas y ejecutada vía subasta tras determinarse la inviabilidad del Banco Popular supone el fin de la que fue la entidad más rentable del mundo.
Ahora el nuevo propietario el Banco Santader, dotará 7.900 millones de euros de provisiones adicionales para activos improductivos del Banco Popular, lo que elevará su nivel de cobertura del riesgo de actividad inmobiliaria del 45% al 69%. Además, se ampliará capital en 7.000 millones de euros, lo que permitirá mantener el objetivo de superar una ratio de recursos propios de la mayor calidad (CET1) del 11% en 2018.