Un 15 de julio de 1904, muere Antón Chéjov, escritor y dramaturgo ruso.
Sus cuentos son como diagnósticos de la vida rusa y, por su universalidad, como diagnósticos de la vida en general. El teatro de Chejov nos embarca en un lirismo íntimo, de un pequeño universo de personajes cuyas acciones y reacciones son estrechamente interdependientes, donde cada personaje lleva su propio drama dentro de una sociedad imposible.
Chejov, sujeto paciente de serias dolencias, sobre todo de la tuberculosis pulmonar que finó con su vida a los 44, de un corazón renqueante y, quizá para él lo peor, por ser lo más humillante, de hemorroides, la enfermedad que él calificó de «infame y vil». Ya desde joven, su cuerpo padeció y le doblegó el espíritu hacia las cuestiones últimas, a saber, la significación profunda del dolor, el destino final de la vida humana, el sentido trascendente de esa vida, la imposibilidad dramática de concretar en realidades tangibles y duraderas todo el esfuerzo. Sentir el peso del gigantesco esfuerzo que día tras día, año tras año y siglo tras siglo lleva a cabo la pobre criatura humana embarcada en un pequeño planeta, punto opaco entre el infinito polvo de las estrellas.
«O sabemos para qué vivimos, o todo es tontería», dice una de las Tres hermanas. Y, por su parte, el doctor Irimich, protagonista de La sala número 6, piensa que si la Tierra habrá de rematar por morirse, y con ella toda especie de vida, «no hacía falta sacar de la nada al hombre con su razón excelsa, casi divina, y luego, como por burla, convertirlo en barro».
… barranca (1901), En tiempo de Navidad (1901), El obispo (1901), entre otros. Las obras de Chéjov, con su mirada tragicómica sobre el estancamiento de la vida rural y la declinación del …
… ruso, cuyo teatro tenía como emblema justamente la gaviota, desarrolló, desde y a partir de Chéjov, un estilo de actuación alejado del histrionismo y apoyado en los procesos interiores del actor.