Un 15 de septiembre de 1890, nace Agatha Christie, la gran dama del misterio. Sus viajes y su matrimonio con el arqueólogo Max Mallowan hicieron de su vida una auténtica aventura. ¡Una de las escritoras más leídas del mundo!
Agatha Christie, dejó un legado impresionante con 74 novelas, 154 relatos cortos, 20 obras de teatro, 3 poemas, 2 autobiografías y un siglo después de la publicación de su primera historia, su influencia sigue viva en series, películas y videojuegos basados en su obra. Christie, en tono humorístico, comentó en una ocasión: «Los mejores crímenes para mis novelas se me han ocurrido fregando platos. Fregar los platos convierte a cualquiera en un maníaco homicida de categoría».
Agatha Mary Clarissa Miller nació el 15 de septiembre de 1890 en Torquay, una localidad del suroeste de Inglaterra, en una familia de clase media alta y con una mentalidad liberal. Su infancia fue, en sus propias palabras, «muy feliz», rodeada de mujeres fuertes e independientes que dejaron una marca profunda en su vida. Su madre, Clara, ejerció una gran influencia en ella y Agatha creía firmemente que tenía poderes y percepciones extrasensoriales. Sin embargo, la infancia que Christie describe como tan placentera terminó abruptamente cuando a los 11 años perdió a su padre, Frederick Alvah Miller, a causa de una neumonía en 1901. La muerte de su padre, quien vivía de rentas y pasaba gran parte de su tiempo jugando a las cartas, dejó a la familia en una delicada situación financiera.
Un año después, Agatha fue inscrita en una escuela de señoritas, donde, sin mucha adaptación, encontró refugio en la lectura y sus mascotas. Debido a sus dificultades en este entorno, su madre decidió enviarla a estudiar a París, donde pasó cinco años. A su regreso a Inglaterra, Agatha y su madre emprendieron un viaje a El Cairo, un destino popular entre las clases acomodadas británicas debido al clima seco, ideal para la salud de Clara.
Durante su estancia de tres meses en Egipto, Agatha no mostró un gran interés por la arqueología o la egiptología, que más tarde sería una de sus pasiones. A pesar de visitar lugares emblemáticos como la Gran Pirámide, en aquel entonces su foco estaba más en las actividades sociales, buscando establecer contactos y encontrar un posible esposo.
Este periodo fue un punto de inflexión en su vida, y aunque su fascinación por las antiguas civilizaciones surgiría más adelante, los primeros años de su vida reflejan el contraste entre la joven Agatha, socialmente activa, y la escritora meticulosa que se convertiría en la reina del crimen literario.
