La unidad de nuestro idioma constituye –por ejemplo en España– el mayor y más valioso activo intangible que posee hoy la economía: el español genera el 16% de valor económico del PIB y el “factor ñ” de los contenidos en español provenientes de las industrias culturales aporta el 3% del PIB de la economía española.
En el mundo, la capacidad de compra de los 450 millones de hispanohablantes representa el 9% del PIB mundial y el dominio de nuestra lengua en Estados Unidos supone para el hablante un “premio salarial” de un 30%.
La apertura e internacionalización empresarial de España y de los principales países de la América hispana –Chile, México, Argentina, Colombia y el Perú– ha adquirido un ritmo muy vigoroso y fuerte en los últimos 15 años. En Estados Unidos, las empresas españolas del sector financiero, alimentario, textil, de la construcción, energético y tecnológico han realizado un enorme esfuerzo inversor en unos pocos años debido a que sus matrices hablan español y a la consideración de nuestro idioma como lengua de negocios.
Según el proyecto sobre el valor económico de nuestra lengua –dirigido por los profesores José Luis García Delgado, José Antonio Alonso y Juan Carlos Jiménez.